El glaciar Valle de Pineda, por el que transcurre libre el río Carrión durante sus primeros kilómetros, le otorgan unas singulares características geológicas, y le confieren una biodiversidad sin igual por su excelente nivel de conservación.
Desde la localidad de Vidrieros remontaremos el curso del río inicialmente por su margen derecha. Primero, nos encontraremos con un valle de piedemonte con abundante vegetación arbustiva en las laderas pero que muy pronto comienza a abrirse dejando paso a unos pastos frecuentados por el ganado.
La planicie finaliza al alcanzar el recodo que forma el valle, y en donde tomaremos dirección noreste, hacia el único puente que se conserva en todo el valle y por el cual cambiaremos de orilla, el puente Pucherín.
Ya por la margen izquierda del Carrión, la pista toma dirección norte y transcurre en paralelo al río. Antes de alcanzar la Peña de la Rabina, el camino accede a un diminuto cañón formado por una pared vertical de pizarras y el río. Desde este punto, el valle vuelve a ensancharse hasta llegar a las praderas de Santa Marina.
Tras vadear el arroyo de Arauz giramos en dirección noroeste para encontramos el refugio de pescadores de Santa Marina. El camino sigue cruzando diferentes pastizales hasta alcanzar el Estrecho, un cañón abierto por el glaciar y ampliado por la erosión del río. Superado este punto otra vez el valle se amplía, formando una extensa explanada de pastos al pie del Curavacas en donde encontraremos un par de chozos que nos indicarán nuestro punto de retorno.
El camino continúa en ascenso por la Vega de los Cantos hasta un cruce que nos llevaría por un lado al pozo Curavacas, y por otro a la laguna de Fuentes Carrionas y a los puertos de Riofrío.