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Senda de la Tejeda de Tosande

Mágico, sugerente, antiguo, vetusto, sabio….
La lista de adjetivos para describir el lugar al que nos conduce esta senda es interminable. Un paseo entre un grupo de árboles que ya estaban aquí cuando Castilla aún era un condado del Reino de León, la Tejeda de Tosande.

El sendero comienza en el aparcamiento situado junto a la carretera que une Cervera de Pisuerga con Cantoral de la Peña. Tras cruzar dejar atrás las vías del antiguo ferrocarril minero de La Robla, la senda nos adentra en el valle de Tosande, un lugar donde lo mediterráneo y lo atlántico se saludan de una ladera a otra. Si miramos a nuestra derecha, veremos encinares y quejigares mediterráneos buscando las orientaciones más soleadas. Pero si miramos a nuestra izquierda al entrar en el valle, veremos ya los hayedos caducifolios buscando las orientaciones más frescas y umbrosas que les aporten la humedad necesaria. La senda nos adentra en el hayedo, llega el mayor esfuerzo de la ruta, una subida que será recompensada al penetrar en el corazón del bosque, en la Tejeda de Tosande.
El sendero se encuentra señalizado y pertenece a la red de uso público del Parque Natural de la Montaña Palentina.

dificultad:
Medio
duración:
Medio día
recorrido:
Circular
distancia:
10.50 km
señalizada:
Si
desnivel de subida:
200 m.
desnivel de bajada:
200 m.
descargar Folleto Informativodescargar rutacómo llegar

Ruta y altimetría

Descripción

Desde Cervera de Pisuerga direccion Guardo CL-626, a 6Km, vemos a mano derecha de la carretera el aparcamiento del que sale la pista. Desde la carretera se ve, en toda su amplitud, el valle de Tosande, un profundo tajo verde abierto entre las cumbres calizas del Macizo de la Peña. Después de pasar una zona de campos de cultivo la pista nos introduce en un pequeño robledal, tras sortear una valla metálica que cierra el paso. El camino desciende, buscando el valle. Aparecen los primeros afloramientos de roca caliza entre los que crecen encinas y rebollos de porte arbustivo. El valle se va cerrando en una estrecha garganta en la que el camino, de firme rocoso, transcurre escoltado por la vegetación de encinas, robles y brezos que ocupa las laderas de Peña Oracada (1.819 m., a izquierda) y del Roblillo y las Cruces (1.559 m., a derecha). Al final de la garganta el valle se ensancha. Un circo de cumbres calizas rodea los pastizales que ocupan el fondo. En la ladera de Peña Oracada, a nuestra izquierda, se abre un vallejo en el que se asienta un espeso hayedo. La tejeda se encuentra en el borde superior de este bosque.
A la hora de diseñar este sendero nos han asaltado las dudas. Es tan grande el valor biológico de este bosque que no hemos podido dejar de cuestionarnos la conveniencia de contribuir a atraer más visitantes de los apropiados para la conservación de este enclave. Pero es tanta la popularidad que ha adquirido que poco podríamos hacer para limitar las visitas, algo que por otra parte debe corresponder a los gestores del futuro Parque Natural. Así que vamos a procurar por nuestra parte que quienes hagan uso de este folleto para acceder a la tejeda lo hagan suficientemente concienciados del valor único de Tosande y de la necesidad de desechar actitudes que pongan en peligro su supervivencia. Como por ejemplo, arrancar plantas o parte de las mismas o recoger semillas o retoños de los tejos. Quien desee tener un tejo en su casa o en el jardín puede adquirirlo fácilmente en cualquier vivero, ya que es una planta común en jardinería.

El tejo es un árbol de por si escaso de forma natural. En la Montaña Palentina se encuentra disperso y es rara la ocasión en que se encuentran varios ejemplares juntos. Si ya es raro encontrar tejedas, más raro es todavía encontrar ejemplares con la talla y el porte de los tejos de Tosande, alguno de los cuales alcanzan diámetros de 1,5 m. Por todo ello esta tejeda está considerada como una reliquia de la era terciaria, una verdadera joya botánica merecedora de los esfuerzos y atenciones necesarios para su conservación.

La regeneración de la especie en Tosande se ve dificultada por la abundancia de grandes herbívoros salvajes, que se comen los brotes tiernos y las ramillas de las plantas jóvenes. Por ello, aunque algunos años nacen nuevas plantas en abundancia, muy pocas de ellas llegan a convertirse en árboles maduros. Los pastizales del valle de Tosande están divididos entre cuatro pueblos: Dehesa de Montejo, Ruesga, Ventanilla y San Martín de los Herreros. Antiguamente se reunían aquí los rebaños de todos estos pueblos a los que se añadían en verano las merinas procedentes de Extremadura.

Distancia aproximada: 10 Km. (ida y vuelta).
Desnivel: 500 metros.
Duración: 3 horas y media (ida y vuelta).
Época: todo el año. A partir del otoño la caída de las hojas de las hayas facilita la localización de la tejeda.

http://rutasgps.dip-palencia.es/r06/index.htm

Flora

En el primer tramo de esta excursión encontramos vegetación de tipo mediterráneo. Los encinares cubren las laderas orientadas al sur y las partes más bajas las ocupan robledales de rebollo. Entre los árboles, en las zonas degradadas, aparecen brezales en los que destaca la presencia de la daboecia cantábrica, no muy abundante en la Montaña Palentina.

La tejeda de Tosande se encuentra integrada y escondida en la parte alta de un hayedo en el que aparecen también pies aislados de roble albar, acebos, mostajos y avellanos. También viven otras especies como helechos, daphne laureola, heleboros, euforbias, etc. En las zonas bajas del valle, los pastizales están salpicados de espinos albares de buen porte parasitados por el muérdago.

Fauna

La variedad de ecosistemas que alberga este valle escondido propicia una fauna asimismo variada y abundante. Los frutos de hayas y robles proporcionan alimento a especies como el jabalí y el lirón careto. Como tantas otras zonas de la Montaña, Tosande es zona de paso para el oso.

Abundan el ciervo y el corzo, que ramonean los brotes tiernos de los lejos, poniendo el peligro la regeneración de la especie. Entre las aves, podemos destacar los picos mediano y menor, mirlos, zorzales, collaba gris y curruca zarcera. También rapaces como el buitre, el azor, el águila culebrera y el cárabo.