Quintanaluengos, igual que Barcenilla, se despobló en el siglo XIV para volver a ser ocupado tiempo después, en el siglo XVI. Lo mismo que los otros pueblos que acompañan el curso del Pisuerga es lugar de labradores y ganaderos, de pesca, viejos molinos harineros y pequeñas centrales hidroeléctricas.
Destacan sus casas solariegas y, entre todas ellas, un monumental palacio barroco que cuenta con su propio oratorio. Otro detalle que concede belleza al pueblo es la conducción del agua por medio del caserío a través de una esmerada canalización. También se ha reformado el potro en el que se herraba el ganado.
Quintanaluengos celebra sus fiestas el 10 de agosto y cuenta con Centro de Turismo Rural. La iglesia de San Lorenzo es de sillería gótica, aunque con espadaña románica. Tiene varios retablos del siglo XVII, entre los que destaca el mayor, dedicado al patrón, y una curiosa pila bautismal románica de forma hexagonal parecida a la de Barcenilla. Existió también en el pueblo la ermita de San Justo, ya desaparecida.
