En Ligüérzana destacan sus calles amplias, sus plazas sucesivas, sus casonas solariegas y su perfecta ubicación junto a un Pisuerga caudaloso y sereno. Hasta las eras se acompañan de una colección de armoniosas construcciones. Si un solo hombre hubiese sido responsable de esta obra, sin duda hubiese sido un arquitecto con gusto. Destaca también la rústica casa del concejo y un relieve de temática indiana del siglo XVIII.
La iglesia de San Andrés es de excelente fábrica de cantería gótica, aunque su espadaña es herreriana. Posee retablos barrocos y neoclásicos y cuenta con una buena pila bautismal renacentista y una benditera barroca. Ligüérzana celebra sus fiestas de San Andrés el 31 de noviembre y posee alojamientos rurales. En el pueblo hay también dos estaciones hidroeléctricas, una reciente y otra ya ruinosa de mediados del siglo pasado. Un paseo breve pero interesante se inicia al cruzar el puente del Pisuerga y tomar el primer camino a la derecha, en dirección a Vado.
En ese cruce puede verse un viejo potro y allí comienza una deliciosa chopera. Avanzando un kilómetro aparece a la izquierda una afloración caliza en la que puede visitarse la cueva Allende y una tumba de piedra antropomorfa, vestigio de una antigua necrópolis.