El municipio de Cervera de Pisuerga en el que se integran 23 pedanías con excepcionales valores naturales y culturales, Arbejal, Barcenilla de Pisuerga, Celada de Roblecedo, Cubillo de Ojeda, Estalaya, Gramedo, Herreruela de Castillería, Ligüérzana, Perazancas de Ojeda, Quintanaluengos, Rabanal de los Caballeros, Rebanal de las Llantas, Resoba, Rueda de Pisuerga, Ruesga, San Felices de Castillería, San Martín de los Herreros, Santibáñez de Resoba, Vallespinoso de Cervera, Valsadornín, Vañes, Ventanilla y Verdeña, es el más grande de Palencia con una superficie de 325 km, se incorporó al Corredor Biológico Mundial en julio de 2021.
Cervera y sus pedanías, se sitúan en el corazón del Parque Natural Montaña Palentina, por su territorio pasan entre otros ríos y arroyos, el Carrión y el Pisuerga, en un valle delimitado por los pantanos de Ruesga y Requejada.
Entre sus tesoros naturales cuenta con el pico Curavacas con 2525 m de altitud, bosques interminables y praderas, donde encontrarse con diferentes hábitats naturales de incalculable valor ecológico.
En una iniciativa consensuada entre el alcalde de Cervera de Pisuerga, Jorge Ibáñez Díaz y el presidente del Comité Internacional del Corredor Biológico Mundial, Jorge Extramiana Salillas, se ha realizado una importante investigación en la que han participado diferentes instituciones y expertos, entre otras muchas, la Universidad de León a través del grupo de investigación TaCoBi, que es un grupo multidisciplinar que integra investigadores especializados en Botánica y Zoología miembro de la junta directiva del corredor, también con la inestimable ayuda de Bernardo De Celis guarda forestal de la zona, o expertos en fauna de la reserva de Bisonte europeo de San Cebrián de Muda y otros, que han ayudado a valorar la presencia de estas especies en este paraje único, por las que se declaran 5 kilómetros cero mundiales, dos de fauna, el Alimoche y la Nutria y tres de flora, el Tejo, la Prímula pedemontana y la Draba lebrunii.
Una vez más, un valioso espacio emblemático de la Cordillera Cantábrica, localizado en la montaña palentina, espacio emblemático por su peculiar geomorfología, que ha permitido que estas montañas sean el refugio de especies singulares, como Primula pedemontana, Draba lebrunii o las diferentes Tejedas.
La prímula del Curavacas, Primula pedemontana, es la protagonista de una disyunción biogeográfica poco común, es decir, que se distribuye en dos áreas geográficas separadas, los Alpes y el Macizo del Curavacas. Sus poblaciones están aisladas más de 900 km y, aunque quizá lo estuvo en el pasado, no se encuentra actualmente en áreas intermedias, como los Pirineos debido, probablemente, a eventos relacionados con el retroceso de los hielos y su supervivencia en las cimas de estas montañas que actuaron como refugio. Esto le confiere un carácter de rareza aún más grande que el propio hecho de desarrollarse en hábitats singulares, selectos, extremos y vulnerables: roquedos y pastizales alpinos. Fue descrita en los Alpes italianos, en la región de Piamonte en 1828, pero no es hasta mediados del siglo XX, cuando los botánicos Taurino Mariano Losa & Pedro Montserrat, la localizaron en los peñascos de la cumbre del pico Curavacas. Desde entonces, esta especie se ha considerado un emblema de la conservación de estas montañas, un símbolo de resistencia y una razón primordial para preservar el hábitat de esta joya botánica única, que cada año, llena de colores, en un intenso episodio de explosión floral, las escarpadas paredes del macizo del Curavacas.
Una de las Investigadoras del grupo de investigación reconocido de la Universidad de León – TACOBI- e integrante del corredor biológico mundial, coordinado por Carmen Acedo, es la Doctora Estrella Alfaro-Saiz, que ha investigado las peculiaridades del hábitat de esta especie y su estado de conservación, utilizándola como modelo en diversas investigaciones sobre las metodologías de trabajo más adecuadas para seguimiento de especies amenazadas de roquedos de alta montaña.
En estas montañas encontramos, además, un interesante endemismo de las montañas palentinas y leonesas, Draba lebrunii, especie rara, de diminuto tamaño y floración temprana, que habita los pastizales calizos de las peñas que salpican esta región. Acantonada en estos ambientes y con una floración modesta, pasa inadvertida para aquellos ojos profanos, revelándose solo para aquellos visitantes que, con pausa y reverencia, la buscan entre las rocas, entendiendo el valor de su preservación.
Ambas especies se encuentran amenazadas y, por suerte, también protegidas por la legislación regional.
En este territorio también Existen diferentes áreas a modo de islas, con cientos de Tejos en diferentes partes del territorio del municipio y sus pedanías, sin duda otro de los tesoros importantes de la Montaña Palentina, un bosque aún vivo con ejemplares centenarios, que han sobrevivido hasta la actualidad, pero también juveniles, conformando un bosque único entre otras especies que los acompañan.
Es fundamental revalorizar estos extraordinarios espacios y las singulares especies que los habitan, cada una con un papel insustituible en el equilibrio de un ecosistema en el que llevan millones de años adaptándose. Estos enclaves conforman parte esencial de nuestro patrimonio natural y su conservación requiere no solo reconocimiento, sino también una profunda conciencia colectiva. Solo así será posible planificar de forma adecuada cualquier intervención que pudiera comprometer su pervivencia.
El Alimoche y la nutria han encontrado algo muy difícil en nuestros días, un remanso placentero donde vivir y reproducirse, donde alimentarse y descansar, ambas especies son un termómetro perfecto para exponer sin ninguna duda la salud de este entorno natural, de sus ríos y arroyos o sus bosques y montañas, a los que acompañan otras especies muy emblemáticas como el oso pardo, el gato montés, el águila real, la trucha, el cangrejo autóctono, la salamandra o el demán, por nombrar algunos de ellos.
El proyecto de crear un corredor biológico mundial que ya está presente en los 5 continentes toma sentido con lugares como este, o los aledaños municipios de San Cebrián de Muda kilómetro cero mundial del Bisonte europeo en la península ibérica, o Barruelo de Santullán kilómetro 0 mundial del Tritón Alpino.